Hemos visto en muchos suelos el terrazo, pero ¿cómo se fabrican las baldosas de terrazo?
Las baldosas de terrazo se fabrican con dos capas de cemento. La cara que se ve va con trozos de piedra natural, que suelen ser de mármol o granito y de varias medidas: de grano fino, medio y grueso. La otra parte es la definida como cuerpo y engloba lo sobrante en la baldosa, en lo que muchos fabricantes utilizan cemento Portland y/o arena.
Estas baldosas son usadas, habitualmente, en suelos; y suman muchas razones por las que se han convertido, a día de hoy, en unas baldosas óptimas para cualquier pavimento.
Terrazo: las mejores ventajas
La primera de las ventajas es la estética que da: el terrazo se hace con la aglomeración de granos de mármol, cuarzo o vidrio, por ejemplo, con una base de cemento. Gracias a ello, conserva muchas cualidades de los aditivos que la componen. A veces se consigue una imagen muy bonita de piedra natural o cerámica por un precio más bajo que el del mármol o el del granito.
Tiene una amplia variedad de diseños y es una baldosa muy versátil, ya que se fabrica con una mezcla de materiales y se pueden elegir el color y diseño. Gracias a su versatilidad, nos permite diseñar cualquier tipo de suelo.
También tenemos que comentar que tienen una durabilidad bastante alta, la mejor del mercado actual y más incluso que la cerámica. Es impermeable, el terrazo se sella y, de esta manera, no le causan ningún daño el agua o por las manchas. No se rompe, es un material muy resistente y tampoco se desgasta con un flujo de tráfico alto. El mantenimiento resulta fácil. Utilizado en interiores y exteriores, tanto en casas como en centro comerciales, se puede pulir fácilmente y mantener como el primer día.